Supertrucos mentales para la vida diaria by Jorge Luengo

Supertrucos mentales para la vida diaria by Jorge Luengo

autor:Jorge Luengo [Luengo, Jorge]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Psicología
editor: ePubLibre
publicado: 2018-01-01T00:00:00+00:00


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EL PODER DE LAS PALABRAS

Las palabras están llenas de falsedad o de arte; la mirada es el lenguaje del corazón.

WILLIAM SHAKESPEARE

Sí, vale, de acuerdo… Yo también le digo cosas a mi perro y estoy convencido de que me entiende y me responde cuando le hablo. Pero admitámoslo: el uso de las palabras y el lenguaje son una habilidad exclusivamente humana. Aunque la comunicación, en una u otra forma, sea una capacidad común a todos los seres vivos, el manejo de los símbolos y los códigos del lenguaje es una cualidad exclusiva de los seres humanos. Es decir, podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que las palabras nos hacen humanos. Y algunas palabras tienen poderes mágicos…

Para explicar rápidamente esta idea voy a empezar por proponerte un viaje en el tiempo hasta la isla de Tenerife en 1929. Allí y entonces fue cuando un psicólogo alemán llevó a cabo un experimento con algunos tinerfeños —cuya lengua materna era el español— a los que enseñaba dos figuras, una de formas puntiagudas y otra de formas redondeadas. Luego les preguntaba a cuál de ellas asociarían las palabras takete y baluba; la mayoría identificó la primera con la figura puntiaguda y la segunda con la redondeada.

La cosa quedó en una mera curiosidad hasta que, en 2001, otros dos investigadores de la universidad de California retomaron el experimento a escala global con las palabras kiki y bouba. Casi el 98 % de las personas encuestadas —no solo hablantes de español, también de inglés, tamil y otros idiomas— respondieron de forma similar, asociando bouba a la figura redondeada y kiki a la puntiaguda. La forma de cada figura condicionó la elección de la palabra con que la representaban en su cabeza. Más aún, el sonido de las palabras y la forma en la que se ponen los labios al pronunciarlas condicionan a nuestro cerebro a la hora de escribirlas. Es lo que se conoce como «efecto bouba/kiki».

La primera vez que tuve que hipnotizar a alguien en un idioma que no era el español me ocurrió algo muy curioso. Yo había ido a un congreso en Inglaterra para trabajar para una empresa donde había gente de muchísimas nacionalidades diferentes. Una persona —que me conocía de antes— me preguntó si podría dormir a un amigo suyo que estaba intentando dejar de fumar. Yo le dije que no había ningún problema en intentarlo. Me puse a ello, le cogí de la mano y empecé a hablarle en inglés.

Aunque yo me defiendo muy bien en la lengua de Shakespeare, obviamente el inglés no es mi lengua materna ni tengo un vocabulario tan fluido como en castellano, pero precisamente por eso, por emplear un vocabulario más básico del que podría haber utilizado con algún hispanohablante (además de que, en general, todas las palabras en inglés son un 25 % más cortas que en español), me di cuenta de que tardé mucho menos en dormir a aquella persona hablándole en inglés que si lo hubiera hecho en español. Por eso, desde ese momento, lo que hago cuando hipnotizo a alguien es emplear palabras más breves y concretas.



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